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TDAH y nuevas tecnologías en niños: ¿Aliadas o enemigas?

DÉFICIT DE ATENCIÓN - 13 de febrero de 2025

El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (en adelante TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por una falta de atención y/o hiperactividad/impulsividad que puede implicar la existencia de dificultades académicas del alumnado que lo padece, así como la existencia de dificultades en otras facetas de su vida (en el ámbito social; la organización de tareas; la gestión del tiempo o el autocontrol de sus emociones), pudiendo llegar a afectar a la calidad de la misma1.

La aparición del TDAH se relaciona con una alteración en el funcionamiento de dos neurotransmisores: la noradrenalina y la dopamina. Estas dos sustancias no funcionarían de manera adecuada en algunas áreas del cerebro, principalmente en la corteza prefrontal, que está implicada en el control la atención.

Aunque los tratamientos farmacológicos son los más efectivos y empleados actualmente, los efectos adversos y la falta de evidencia sobre su efectividad a largo plazo han llevado en los últimos años a la búsqueda de nuevos enfoques terapéuticos, incluido el uso de tecnologías novedosas2.

Algunos estudios señalan que las aplicaciones para niños pueden mejorar la velocidad de toma de decisiones o la capacidad visoespacial. Pero lo único que demuestran es que los niños que practican estos juegos se vuelven más rápidos y acertados para estos juegos. Otras investigaciones, mejor diseñadas, indican que los niños que están en contacto habitual con pantallas móviles, tabletas u ordenadores son más irritables y tienen peor atención, memoria y concentración que aquellos que no las usan3.

TDAH y exposición a pantallas en la primera infancia

También hay algunos que correlacionan el aumento de la prevalencia del TDAH en los últimos años con la exposición a los medios audiovisuales durante la primera infancia. La estimulación auditiva y visual excesiva podría condicionar al cerebro en desarrollo, ya que puede acortar el periodo de atención. Es lo que se conoce como la «hipótesis de sobreestimulación». Así, un estudio francés publicado en Sleep Medicine indica que La exposición a pantallas agrava los síntomas del TDAH indirectamente a través de una mayor alteración del sueño4.

La revista PlosOne sugiere que el uso de pantallas superior a dos horas diarias en niños menores de cinco años puede contribuir a un mayor riesgo de sufrir problemas de atención. En comparación con los niños que usaron la pantalla menos de 30 minutos al día, el 13,7 % que la utilizó más de dos horas tenía cinco veces más probabilidades de reportar problemas de comportamiento «clínicamente significativos» y era 5,9 veces más probable que padeciera problemas de falta de atención5.

Por otra parte, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha actualizado sus recomendaciones6 sobre el uso de pantallas en la infancia y adolescencia en base a la nueva evidencia científica y recomienda ‘cero exposición’ entre 0 y 6 años, y menos de una hora diaria entre 7 y 12 años. De este modo, aumenta el rango de edad por debajo del que se considera que no debe exponerse a los niños a pantallas, que pasa de los 2 a los 6 años.



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