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El TDAH y la dieta. Una relación fundamental

DÉFICIT DE ATENCIÓN - 19 de octubre de 2017

Una dieta equilibrada permite al cuerpo funcionar con normalidad y reduce el riesgo de padecer algunas afecciones. Si esta afirmación es válida para cualquier persona, más todavía lo es para aquellos que padecen Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Diversos estudios han hallado una relación entre esta patología y el riesgo de obesidad, debido a los síntomas que le dan nombre. Estos comportamientos pueden llevar a comer de manera compulsiva o a no masticar lo suficiente. Se hace necesario no sólo establecer buenos hábitos alimenticios, sino una dieta específica.

Muchos expertos en salud aseguran que la denominada ‘dieta TDAH’ puede ayudar a un mejor control de los síntomas de este trastorno. Entre estos alimentos, los primeros recomendados son las proteínas: legumbres, queso, huevo, carnes, pollo, pescados y frutos secos. Debido a que contribuyen a controlar la ansiedad y a mejorar la concentración, es bueno incluir proteínas en cada tiempo de comida, pero en especial en el desayuno.

Los carbohidratos complejos tardan más en digerirse y evitan cambios bruscos en los niveles de glicemia. Estas propiedades les convierten en buenas opciones que pueden ayudar a dormir mejor por la noche. Cereales integrales, verduras y frutas son una buena opción para las cenas. En tercer lugar se recomienda incluir en la dieta los ácidos grasos Omega-3 presentes por ejemplo en el atún, el salmón o las nueces.

No obstante, antes de comenzar cualquier dieta es recomendable consultar con el médico o con el nutricionista. En el caso de los niños es algo particularmente importante, ya que los menores presentan necesidades nutricionales propias. La misma norma es aplicable si se apuesta por incluir en la dieta suplementos nutricionales, puesto que algunos pueden tener incompatibilidades con los medicamentos.

Igual que algunos alimentos mejoran los síntomas del TDAH, otros los pueden empeorar. Como primera medida para evitar que esto ocurra se debe disminuir o eliminar el uso de azúcares refinados, sobre todo a la hora del desayuno, así como la cafeína. También conviene controlar el consumo de lácteos, así como las grasas saturadas y los alimentos refinados, que muy probablemente llevarán aditivos y estimulantes.

En el caso de los niños, igual de importante que mantener una dieta equilibrada y personalizada es cuidar el cómo y el cuándo ingerir los alimentos. Enseñarles a comer despacio y masticando bien les ayudará a mantener un peso correcto. Y establecer un horario de comidas permitirá interiorizar los hábitos, tan necesarios en las personas con TDAH, desde una edad temprana.

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