Obesidad materna y riesgo de TDAH

Hemos visto y leído en multitud de ocasiones que la dieta y el estilo de vida son dos factores fundamentales que marcan el devenir de nuestra salud, provocando, conteniendo o evitando el desarrollo de enfermedades como la obesidad.

Una reciente investigación realizada en el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD, por sus siglas en inglés), en Reino Unido, da un nuevo motivo más para seguir un estilo de vida saludable y una dieta sana con la que hacer frente a la obesidad, al constatar que esta enfermedad puede aumentar el riesgo de que un niño desarrolle un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) si su madre la padece.

En el estudio publicado en The Journal of Pediatrics, se indica que, en el caso de las madres, pero no en el de los padres, que presentaban sobrepeso u obesidad antes del embarazo había más posibilidades de que su hijo fuera diagnosticado con TDAH o que tuviera síntomas de hiperactividad, falta de atención o impulsividad entre los siete y los ocho años de edad.

Los investigadores llegaron a esta conclusión tras analizar los resultados de un estudio previo llamado Nichd Upstate Kids, para el que se habían recabado datos de casi 2.000 niños y madres, desde que eran bebés hasta que llegaron a la edad de ocho años. En ellos, el equipo del NICHD pudo constatar que las mujeres que eran obesas desde antes del embarazo tenían en torno al doble de posibilidades de que su hijo o hija desarrolle TDAH o síntomas de trastornos relacionados, que aquellas madres que se encontraban en su peso correcto y normal antes de quedarse embarazadas.

Si los resultados y conclusiones a las que han llegado son confirmados con estudios adicionales y complementarios, sus autores consideran que este hallazgo podría servir de gran ayuda para el tratamiento de ambas problemáticas.

Por un lado, se podría lograr una intervención de manera más temprana en niños con TDAH, si se evalúa a los hijos de madres obesas de forma preventiva y, por otro, los profesionales sanitarios podrían utilizar los resultados del estudio como un argumento más, basado en la evidencia científica, para aconsejar a las mujeres sobre la dieta y el estilo de vida que han de seguir durante su embarazo.

Esta investigación demuestra una vez más la importancia de seguir un estilo de vida saludable, marcado por una dieta sana, equilibrada y variada y una rutina de ejercicio diaria, para el normal desarrollo de, no solo nuestro cuerpo, sino también del de nuestros hijos.