Las características propias de un caso de TDAH provocan alteraciones en la capacidad de atención, así como actitudes hiperactivas e impulsivas, es decir, una desorganización comportamental que afecta a todas las facetas de la vida. De este modo, es normal que al recibir un diagnóstico de TDAH en nuestro hijo o hija nos sintamos perdidos o preocupados.
Es importante saber que las intervenciones que realizamos como padres, siendo los principales modelos de imitación de nuestros hijos, tienen un gran poder para ayudarles a minimizar el impacto que tiene este trastorno en su día a día. A continuación, te contamos un decálogo de consejos o recomendaciones que puedes poner en práctica:
- Aceptar y conocer el trastorno: Debemos de estar atentos a los comportamientos de nuestro hijo y no dudar a la hora de recurrir a un especialista si percibimos anomalías. Una vez recibimos un diagnóstico de TDAH, no debemos infravalorarlo o ser escépticos respecto a sus consecuencias en la vida de nuestro hijo, por lo que permanecer informados será siempre nuestra mejor herramienta.
- Estructurar el día: Establecer rutinas cotidianas en el día a día de nuestro hijo favorecerá la ejecución de las actividades que tiene que realizar. Del mismo modo, imprevistos o la improvisación de las rutinas provocará un contexto desordenado y confusión a la hora de saber cómo actuar.
- Órdenes: a menudo se confunde la conducta del TDAH con la desobediencia, por lo que los niños son continuamente regañados en el hogar y en la escuela. A la hora de dar órdenes es importante no dar más de una orden a la vez, formularlas de forma concreta y precisa, así como detenernos a explicar a nuestro hijo qué es lo que esperamos de su comportamiento en esa situación determinada.
- Reforzar lo positivo: Los niños TDAH tienden a sentirse incomprendidos y sufrir problemas de baja autoestima. Es importante saber reconocer las habilidades de nuestro hijo y fomentarlas, pues mejorará su valoración propia y sus sentimientos de eficacia. En este sentido, hay que recordar la diferencia entre la conducta y la propia persona, es decir, en vez de decir “eres desordenado” es mejor expresar “tu cuarto está desordenado”.
- Prevenir situaciones futuras: Si determinados contextos suelen producir malos comportamientos o vamos a vivir una experiencia nueva con nuestro hijo, es conveniente detenernos a explicarle la situación. Es decir, ayudarle a descodificar la norma social en incluso aquellas situaciones que nos puedan parecer obvias o de sentido común.
- Coordinación constante con sus profesores: Mantener contacto con la escuela es un asunto clave para mejorar el impacto del TDAH en la vida de nuestro hijo. Los tutores han de estar informados para ofrecer una atención especial e incluso adaptar materiales y contenidos durante el ciclo escolar de los alumnos con TDAH. Además, los profesores deben colaborar a facilitar la integración social de estos niños con el resto de sus compañeros, uno de los puntos críticos en estos pacientes.
- Más allá del TDAH: Un diagnóstico de TDAH en nuestro núcleo familiar no ha de convertirse en el único tema de conversación o en nuestras relaciones. Es necesario estar informados y conocer las consecuencias del trastorno en todos los ámbitos, pero conviene recordar que nuestro hijo o hija es mucho más además del TDAH.
La educación de nuestros hijos requiere constancia y paciencia por lo que, cuando se trata de un niño con necesidades especiales, esta condición puede generarnos estrés, miedo o frustración. El TDAH no solo afecta al paciente, sino que también impacta en la convivencia familiar o en nuestra relación de pareja. De este modo, es importante esforzarse por encontrar tiempo de calidad para nosotros mismos, para desconectar cuando sea necesario, así como buscar apoyo para mejorar nuestro bienestar.
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