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¿Cómo afecta el TDAH al manejo emocional?

DÉFICIT DE ATENCIÓN - 30 de septiembre de 2022

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno crónico que influye directamente en la manera que tiene una persona de gestionar sus emociones y percibir las de los demás, es decir, limitaciones a la hora de reconocer e interpretar las emociones de las personas en sus claves sociales.

A pesar de hablar tanto de TDAH en adultos como en niños, nos centramos en la infancia por ser ésta la época en la que la persona comienza a aprender los mecanismos para regular y expresar sus emociones en el conjunto de la sociedad. De esta manera, las emociones de un niño con TDAH no son diferentes a las de los demás, sienten alegría, enfado, tristeza. No obstante, existe una dificultad a la hora de gestionar el control sobre las emociones propias, y además, las emociones en el TDAH son más intensas y duraderas, lo que puede llevar a obstaculizar su vida diaria.

A menudo, los pacientes con TDAH pueden ser erróneamente etiquetados de ser “muy intensos” o todo lo contario, parecer que todo les da igual, debido al problema de la autorregulación de las emociones. En este sentido, las personas con TDAH pueden por ejemplo frustrarse de manera desajustada ante pequeños problemas, tener un temperamento muy irascible y dificultad para calmarse cuando están molestos o sufrir preocupación de manera excesiva ante cosas aparentemente sin importancia, estar eufóricos cuando están alegres, tener reacciones explosivas o padecer sensación de bloqueo ante el miedo o el sufrimiento.

Al igual que el resto de los niños, según crecen, los pacientes con TDAH aprenden a manejar sus emociones y no sentirse ahogados por ellas. La única diferencia es que estas personas tardan más en desarrollar esas habilidades o es necesario contar con ayuda especializada.

A veces, vivir con niveles emocionales tan intensos, puede llevar a padecer trastornos como la ansiedad o estados depresivos. Del mismo modo, estas conductas hacen que suelan ser rechazados en ambientes sociales, como en la escuela, cuando no existe una pedagogía sobre cómo interpretar y entender la forma de actuar que tienen las personas con TDAH, algo que es todavía más difícil de controlar cuando hablamos de niños.

Llegados a este punto, nos encontramos en un círculo vicioso: el círculo social rechaza a la persona, ésta se aísla y surgen problemas de baja autoestima y una valoración negativa de sí mismos. Ante esto, tanto en la escuela como en el hogar, es importante aprender a entender las conductas de una persona con TDAH así como ayudarle a identificar y regular sus sentimientos para acceder al mundo socioemocional.

 

Psicóloga General Sanitaria en A3S

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

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