ALERGIA - 30 de septiembre de 2022
Hoy en día, la mayoría de las personas pasan la mayor parte de su tiempo en interiores, respirando sustancias potencialmente alergénicas. El polvo doméstico es la principal fuente de alérgenos de interior. Consiste en una mezcla de sustancias, tanto orgánicas como inorgánicas, que pueden actuar como alérgenos: piel humana, fibras, bacterias, virus, polen, ácaros, etc. Incluso si es alérgico a una o más de estas sustancias, los ácaros del polvo son la principal fuente de alérgenos en el polvo doméstico.
El ácaro del polvo doméstico vive en las casas, come desechos orgánicos y se reproduce en ambientes estables como casas. Los ácaros son una causa común de asma y síntomas de alergia en todo el mundo. Su intestino contiene enzimas muy potentes que permanecen en sus heces y son uno de los principales desencadenantes de reacciones alérgicas.
El exoesqueleto de los ácaros también puede contribuir a que aparezcan reacciones alérgicas. La humedad relativa dentro y fuera de casa es un factor determinante para su aparición. Las tasas de infección son más bajas en las zonas de gran altitud templadas y en las subárticas, y más altas en las zonas de clima húmedo.
Los síntomas de la alergia a los ácaros se manifiestan sobre todo por la mañana, con estornudos, picazón, goteo y secreción nasal. Cuando abandonamos el hogar, los síntomas desaparecen para volver a manifestarse por la noche o en caso de que la personas se exponga a grandes cantidades de polvo. Los síntomas aparecen durante todo el año, pero pueden empeorar en primavera y otoño.
Para su diagnóstico, se recoge primero la historia clínica del paciente y se realizan pruebas diagnósticas específicas, como pruebas de punción cutáneas y la prueba de determinación en suero de la IgE.
Tanto la rinitis como el asma por ácaros del polvo son afecciones a largo plazo que pueden interferir con la vida diaria, afectar la concentración en el trabajo o la escuela, interferir con el sueño o hacer que la vida social sea difícil, reduciendo así la calidad de vida del paciente. El tratamiento de ambas enfermedades se basa en la evitación de los alérgenos, el tratamiento farmacológico para controlar los síntomas, y la inmunoterapia específica con alérgenos para suprimir gradualmente la reacción alérgica.
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