SALUD PULMONAR - 19 de marzo de 2021
Todos hemos escuchado alguna vez ese “estoy nervioso/a, voy a fumarme un cigarro”. Y es que la idea de que el tabaco alivia la desagradable sensación de ansiedad es una creencia profundamente arraigada en nuestra sociedad. De hecho, este supuesto “efecto ansiolítico” del tabaco ha terminado convirtiéndose en uno de los motivos principales por el que las personas fumadoras no se ven capaces de poner fin a este hábito y posponen continuamente la eterna tarea pendiente de dejar de fumar.
Pero, ¿qué hay de verdad cuando afirmamos que el tabaco quita la ansiedad?
Lo cierto es que el tabaco, lejos de tener propiedades ansiolíticas o relajantes, es una sustancia estimulante, es decir, que nos produce activación. Si tú lector/a eres fumador/a, probablemente, te estés cuestionando esta información, ya que habrás experimentado en primera persona cómo ese cigarrillo en momentos de estrés o nerviosismo sí te calmaba, al menos momentáneamente.
La explicación a este hecho se debe a que esa inicial “tranquilidad” o “calma” que se siente al fumar tiene que ver con el alivio de los síntomas de abstinencia generados por la falta de nicotina, síntomas que suelen pasar inadvertidos y se confunden con la ansiedad. En otras palabras, esa primera calada al cigarrillo alivia los síntomas de abstinencia producidos por el cigarrillo anterior, y así sucesivamente, produciéndose un enganche adictivo a esa sensación de alivio inicial.
Sin embargo, sí es cierto que la ansiedad o mejor dicho la sensibilidad que cada uno de nosotros/as tenga a la ansiedad juega un papel muy importante en el hábito de fumar. De manera que aquellas personas que presentan mayores niveles de ansiedad tienden a necesitar de esta sensación de alivio en mayor medida, resultando en un mayor porcentaje de intentos fallidos a la hora de abandonar el consumo de tabaco.
Como podemos suponer, dejar de forma permanente el hábito de fumar pasa necesariamente por desmontar este mito acerca de sus “efectos ansiolíticos”, siendo necesario comprender los efectos que el tabaco produce en nuestro organismo y la función que el hábito de fumar cumple en cada uno de nosotros/as.
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria