SALUD PULMONAR - 24 de enero de 2020
Es bastante probable que nunca hayas oído hablar de la enfermedad de Buerger. También denominada tromboangeítis obliterante, la enfermedad de Buerger se caracteriza porque afecta a los vasos sanguíneos de los brazos y las piernas que se inflaman impidiendo el flujo de sangre, lo que puede producir coágulos.
La enfermedad es mucho más frecuente entre fumadores y se caracteriza porque dificulta la llegada de la sangre a los extremos de los dedos de las manos y de los pies, provocando que los tejidos no reciban el oxígeno necesario para sobrevivir. En algunos casos, solo en más graves, esta patología puede provocar la gangrena de los tejidos afectados.
Los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Buerger son manos y/o pies fríos, pálidos o morados que causan dolor y cambios en la piel que en algunos casos pueden derivar en úlceras. Si acudes al médico con estos síntomas, lo normal es que te recomiende la realización de varias pruebas complementarias como las siguientes:
La enfermedad de Buerger es más frecuente en varones que en mujeres menores de 45 años y puede ser causada por una bacteria conocida como Enterobacter cloacae. Es una lesión en la que, además, el tabaquismo juega un papel primordial porque las sustancias químicas del tabaco irritan el revestimiento de los vasos sanguíneos y producen su inflamación. La buena noticia es que el abandono del tabaco reduce o incluso detiene de forma radical la evolución de la enfermedad.
A pesar de que no existen unos medicamentos específicos para esta patología, se están investigando nuevas dianas terapéuticas que apuntan hacia fármacos anticoagulantes o vasodilatadores. De todas formas, se puede actuar mediante cirugía para revascularizar la zona afectada realizando un bypass en las venas cercanas a los pies para aumentar la circulación de sangre o también mediante la simpatectomía, una técnica que consiste en tratar los nervios cercanos para aliviar el dolor y aumentar el flujo sanguíneo.
Mientras llegan nuevas terapias, el mejor tratamiento es dejar de fumar. Sabemos que abandonar el tabaco es una tarea difícil, pero siempre es un buen momento para intentarlo. Tu médico puede ayudarte a dejar esta adicción recomendándote fármacos y grupos de terapia con personas que están pasando por lo mismo. No dudes en pedirle consejo. No te arrepentirás.
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