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Dejar de fumar, dietas y ejercicio. ¿Qué tienen en común?

SALUD PULMONAR - 21 de marzo de 2025

¿Nos suenan verdad? No dudaríamos en decir que podrían ser algunos de los objetivos personales más frecuentes entre nosotros/as y los propósitos de año más famosos de todos los tiempos. Pero ¿qué hace que estos objetivos se repitan en bucle año tras año y que sea tan complicada su consecución?

Habitualmente, afrontamos a estos tres objetivos de una manera muy similar:

  1. Esperamos a que nos llegue una buena dosis de motivación

  2. Nos armamos de fuerza de voluntad

  3. Hacemos acopio de todo y más de lo que podemos necesitar (comprando lo último que está funcionando en el mercado)

  4. Nos ponemos las pilas y damos nuestro 100%

  5. Esperamos resultados en tiempo récord

Hasta aquí, posiblemente no veamos ningún problema y suena a un muy buen plan. Si siguiésemos con la historia muy posiblemente la persona empezaría a lograr y a ver sus resultados en el corto plazo ya sea haber estado varios días sin probar el tabaco, haber bajado varios kilos en un par de semanas o tener una racha de 4 días en semana saliendo a caminar y yendo al gimnasio.

Pero ¿qué pasa si continuamos con la historia un poquito más?

Es ahí cuando comienza la vida y los obstáculos propios de la rutina. Hablamos de esa reunión no prevista a última hora que hace que tengas que cancelar tu clase del gimnasio, o la llamada de la profesora diciendo que tu hijo/a se encuentra indispuesto y te descuadra ir a la compra y la preparación de una buena comida. Tal vez esa salida de amigos no prevista en la que te ofrecen un cigarro y piensas que “por esa vez, no pasa nada”. Ocurre lo imprevisto, lo espontáneo y con lo que tenemos que lidiar día a día. Y ahí ¿qué hacemos?

Es habitual que nos vayamos desinflando, que como no lo hemos hecho perfecto, nos planteemos empezar a la semana siguiente, poco a poco cansando de las metas propuestas y vayamos abandonando aquello que nos habíamos planificado hasta que volvemos casi al punto inicial de salida, ahora aun más frustrados y con sensación de fracaso.

Lo que hace que estos objetivos se parezcan entre sí es la manera en la que tendemos a afrontarlos. La autoexigencia, el perfeccionismo, la rigidez y la impaciencia son los grandes enemigos de estos tres grandes cambios.

Nos referimos a que tanto dejar de fumar, como incorporar una nueva rutina de ejercicio y alimentación tienen en común que son aprendizajes donde nos reeducamos para desaprender aquello que no nos interesa y aprender nuevos hábitos que son más beneficiosos. Por ello, como todo proceso de aprendizaje requiere de un tiempo y una buena estrategia.

Te contamos cómo sería una buena alternativa:

  1. Bienvenida la motivación pero centrémonos en el compromiso

  2. No es fuerza de voluntad sino maña

  3. Al principio posiblemente no haga falta mucho material, solo empezar.

  4. En lugar de buscar hacerlo perfecto al 100%, busca constancia

  5. Ten paciencia y admite los errores

Hazte preguntas ¿para qué quiero conseguir este objetivo? ¿cuál es mi motor? ¿con qué me quiero comprometer a largo plazo y con qué no?

Tenemos que ser muy realistas en cuanto a cómo es nuestra rutina y nuestra vida. Horarios, otros compromisos, energía, momento emocional, etc. Y en lugar de ignorar todos estos obstáculos, buscar adaptarnos a los mismos, asumiendo que tenemos una vida y que tenemos que buscar la manera de compatibilizarla.

Ejemplo: Si no es realista ir 4 días al gimnasio, iré 2 pero constante.

Aprender un nuevo hábito es una carrera de fondo, hay que ser conscientes de que la idea es mantener este cambio a muy largo plazo y por lo tanto si damos el 100% constantemente nos vamos a cansar, es importante medir fuerzas. Saber buscar el equilibrio entre cumplir lo propuesto y aprender a flexibilizar en según qué momentos.

Ejemplo: Puedes estar a dieta y en una salida puntual con amigos comer como los demás. El truco está en poder volver después a la rutina habitual.

Estás aprendiendo, vas a cometer errores, aprende de los mismos para la próxima situación que se presente. Para asentar un hábito a largo plazo hace falta tiempo.

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

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