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La piel como reflejo de las emociones. La Psoriasis también se trabaja desde dentro

SALUD DE LA PIEL - 26 de enero de 2024

Cuando hablamos de órganos probablemente venga a tu mente: el estómago, el hígado, los riñones o los pulmones. ¿Habías pensado en la piel?

La piel constituye el órgano más extenso de nuestro cuerpo. Es el órgano que nos recubre, nos separa y nos relaciona con nuestro entorno.

Tener en mente a la piel como un órgano más es esencial para comprender el papel que cumple a la hora de señalizarnos nuestro estado de salud, ya que la piel no solamente refleja nuestra historia física (rasgos de la edad, tez, postura corporal, cicatrices y heridas) sino que también es una revelación de las huellas emocionales.

En el caso de la psoriasis, una enfermedad cutánea crónica, se evidencia de forma muy clara esta relación (la piel como reflejo de las emociones internas).

Tal y como hacíamos referencia en anteriores artículos hablando de la naturaleza de las enfermedades autoinmunes, el mundo emocional de la persona con psoriasis (nivel de estrés, estado anímico, hábitos…) influye en el desarrollo y evolución de la enfermedad (potenciales brotes), así como es la misma evolución la que también supone un impacto en la salud emocional.

En los últimos años, el tratamiento de la psoriasis ha experimentado grandes avances terapéuticos. Sin embargo, en la sociedad actual de “¡Vamos a tapar las dificultades con soluciones rápidas e inmediatas!” a menudo nos limitamos únicamente al alivio sintomático, es decir, al alivio de las lesiones físicas cutáneas a través de medicación tópica y tratamientos para la piel.

Los últimos estudios hablan claro. La terapia psicológica se postula como un tratamiento que puede resultar clave a la hora de trabajar los factores que potencian los brotes y aprender a prevenirlos.

 

Haciendo alusión al título de este artículo:

La psoriasis también se trabaja desde adentro. Veamos cómo:

  1. Los brotes no son algo a tapar, sino a entender y escuchar. Los brotes no suceden porque sí, de la nada. Hay algo que toca el interruptor y los desencadena. Entendidos de esta manera, cada brote de psoriasis es una oportunidad para prestar atención. ¿Qué ha pasado recientemente? ¿qué hábitos de salud he tenido? ¿cómo me he sentido emocionalmente? ¿con quién he estado más cercano o más lejano? ¿he estado sometido/a a altos niveles de estrés? ¿qué me drena y qué me llena? De nuevo, más allá de que aliviemos los síntomas cutáneos para disfrutar evidentemente de una mayor calidad de vida es crucial que entendamos la psoriasis como una carrera de fondo y empleemos energía, tiempo y cabeza en comprender nuestra enfermedad. Esto será lo que permitirá adelantarnos a la misma y no caer en los mismos errores que disparen o exacerben el próximo brote.
     
  2. ¿Son los hábitos de salud un disparador? El consumo de alcohol, tabaco, drogas, el sedentarismo o los malos hábitos de alimentación son algunos ejemplos de interruptores. Conviene prestar atención a qué elementos podríamos cuidar en nuestro día a día.
     
  3. ¿Son las emociones un disparador? En la vida surgen acontecimientos fuertes que desafortunadamente no podemos controlar como pérdidas, dificultades económicas o enfermedades, y todas ellas ocasionan un impacto emocional.

    Sin embargo, normalmente la “ansiedad” que sentimos en el día a día no se deben a estos acontecimientos sino a un inadecuado manejo y entendimiento emocional. Las emociones son las grandes desconocidas. Tendemos a visualizarlas como algo negativo en contra de lo que luchar, en lugar de entenderlas como indicadores, señales que nos ofrece nuestro cuerpo para poder entender qué necesita y así reestablecer nuestra salud.

    Por ejemplo, comprender que si llevo una temporada sintiéndome triste, no hay nada de malo en ello y que el objetivo es preguntarme si hay algo que estoy echando en falta y si tengo margen de control para poder satisfacer mi necesidad.

    Bajo este marco, una adecuada gestión emocional resulta clave para el buen pronóstico, entendiendo como gestión emocional: aprender a sentir e identificar las emociones y aprender diferentes estrategias de regulación como la relajación, el ejercicio físico o la expresión emocional.
     
  4. Ojo, el órgano de la piel también hay que nutrirlo. Existe una conexión dieta – salud cutánea innegable. Una dieta rica y equilibrada en nutrientes es vital para el manejo de los síntomas de la psoriasis. En concreto, los alimentos antinflamatorios contribuirán al bienestar físico de la piel.

 

Como vemos, atender a la psoriasis implica un cuidado integral. No podemos obviar que mente y cuerpo no son dos entes diferenciados sino que forman parte de un mismo todo. No se trata de “sobrellevar o resignarse a la enfermedad” sino aprender a convivir con ella y entender cómo se expresa en cada uno de las personas que la sufren.

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

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