HIPERTENSIÓN - 23 de junio de 2019
La hipertensión es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta que puede dañarlos. Cuanto más alta sea, más alto será el esfuerzo que realizará el corazón para bombear. Aunque tradicionalmente se asocia esta enfermedad a la edad adulta, lo cierto es que bien por predisposición genética, por enfermedades preexistentes o bien por hábitos de vida poco saludables, esta patología está aumentando en niños y adolescentes.
Según un estudio reciente, la prevalencia de hipertensión arterial en niños y adolescentes escolarizados en Argentina fue del 7,35%, siendo más frecuente en niños que en niñas (11,2% vs. 6,8%) y con mayor prevalencia en los adolescentes que en los niños menores de 10 años (7,4% vs. 4,3%). Normalmente esta patología es difícil de diagnosticar en edades tempranas, ya que a no ser que el niño se fatigue o note sensación de mareo, la hipertensión no suele tener una sintomatología específica y suele diagnosticarse en revisiones rutinarias. Pero si el niño presenta fuertes dolores de cabeza, convulsiones, vómitos, dolor en el pecho, latidos cardíacos acelerados, fuertes o agitados (palpitaciones) y dificultad para respirar, es importante pedir ayuda inmediatamente a un médico porque puede estar debido a un problema de hipertensión complejo.
Cuando la hipertensión se da en niños recién nacidos, normalmente se debe a una lesión renal congénita, una coartación de aorta, una displasia bronco-pulmonar o una trombosis de arteria renal, todas causas complejas que serán detectadas en las revisiones de los primeros meses de vida.
La herramienta más útil para el diagnóstico y seguimiento de la hipertensión arterial es registrar diariamente la presión arterial, para lo que es necesario contar con el equipamiento adecuado. Hoy en día existen medidores de la presión arterial muy precisos y sencillos de usar en casa, aunque también será necesario una supervisión del médico o de la enfermera. El resultado recopilado de varios días permitirá evaluar si la persona presenta valores normales o elevados de presión arterial y en su caso, proceder a recetar fármacos específicos para regular la tensión.
Los niños que tienen presión arterial alta son más propensos a seguir padeciendo esta afección de adultos a menos que reciban tratamiento. Es de vital importancia concienciar a los padres y que sepan que la hipertensión debe ser atendida a tiempo, sin menospreciar su diagnóstico. Y es que es una enfermedad de la que hay que estar muy pendiente ya que si no se controla adecuadamente, puede producir un accidente cerebrovascular, ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca o puede desencadenar una enfermedad renal a largo plazo.
Para evitar que los niños desarrollen esta enfermedad, los especialistas recomiendan llevar una dieta saludable, rica en frutas y verduras y baja en sodio (entre 3 a 6 gramos), practicar actividad física (al menos 4 veces por semana durante 40 minutos) y llevar a cabo estrategias que disminuyan el estrés (como el yoga, reiki o mindfulness).
Un control a tiempo y la puesta en práctica de las recomendaciones de dieta y ejercicio que te hemos aportado, ayudarán a que tu hijo no tenga problemas de presión arterial.
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