EPILEPSIA - 22 de marzo de 2024
La epilepsia es un trastorno cerebral crónico caracterizado por la predisposición a generar crisis epilépticas que resultan en una actividad eléctrica anormal y excesiva en el cerebro. Más allá de los aspectos médicos, un diagnóstico de epilepsia conlleva la aparición de síntomas psicológicos debido a la nueva realidad que tiene que asumir el paciente para gestionar su enfermedad.
Efectos en la autoestima
Debido a la naturaleza impredecible de los ataques epilépticos, el paciente puede perder confianza en sí mismo al sentir que sus capacidades están limitadas. Para contrarrestar estos sentimientos negativos hacía su auto-concepto, es importante celebrar los pequeños logros diarios, fomentar talentos o habilidades que no se vean afectadas por la enfermedad.
Aparición de miedos e incertidumbre
El paciente comienza a experimentar nuevas emociones relacionadas con el miedo y la ansiedad que le generan el no saber cuándo y dónde puede darse una convulsión. El miedo es una emoción muy limitante, ya que nos lleva a evitar las situaciones temidas y por lo tanto al aislamiento. Para gestionar este nuevo estado emocional, el paciente deberá comprender y educarse sobre la epilepsia para reducir la incertidumbre. Establecer rutinas también nos proporciona una sensación de control y nos permite predecir mejor nuestros pasos. Además, es importante trabajar en la aceptación de los límites de lo que controlamos y lo que no.
El estigma sobre la enfermedad
Pueden existir percepciones erróneas sobre la epilepsia tanto por parte del paciente como de las personas de su entorno. Compartir con amigos y familiares información sobre la enfermedad, y cómo ellos pueden asistir al paciente en caso de crisis, ayuda a reducir mitos y reducir el estigma o miedo asociado a la enfermedad.
Preocupaciones sobre el futuro
Antes del diagnóstico, el paciente puede haberse planteado sus objetivos profesionales, metas personales e inquietudes sobre su futuro. Con la llegada de la enfermedad, puede sentir que estos planes se tambalean. Quizás algunos proyectos tendrán que dejarse atrás, suponiendo un duelo, pero también es posible establecer nuevas metas realistas y que encajen con el diagnóstico y así desarrollar habilidades de resiliencia.
El apoyo emocional
Durante el proceso psicológico de adaptación al diagnóstico de epilepsia es esencial contar una red de apoyo de familiares, amigos y profesionales de la salud. Estas personas proporcionan un espacio seguro para expresar emociones, recibir orientación y reforzarse para afrontar los desafíos cotidianos.
Aplicar cambios en el estilo de vida
Para optimizar el bienestar y reducir el riesgo de crisis epilépticas, el paciente tendrá que introducir nuevos hábitos. La alimentación equilibrada, evitando ayunos prologados, unas rutinas de sueño estables, actividad física moderada y consumo de cafeína y alcohol limitado son algunos de los cambios indispensables. Además, ser capaz de identificar y evitar desencadenantes, como por ejemplo falta de sueño, estrés, luces intermitentes o ciertos alimentos, ayudan al paciente a sentirse en control y poder prevenir un empeoramiento.
Esperamos que estos 6 cambios y herramientas a aplicar puedan ayudar, tanto a las personas con epilepsia como a las familias, amigos o cuidadores, a lidiar con esos retos emocionales y mejorar su calidad de vida y bienestar.
Redactado por:
Ana López Alonso
Psicóloga General Sanitaria Col. M-35894 en Alimentación 3S.