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¿Cómo afecta el cambio de clima en las crisis epilépticas?

EPILEPSIA - 19 de mayo de 2023

El calentamiento global es un fenómeno que lleva años variando el clima de la tierra. Las consecuencias de esta rápida amenaza son cambios extremos en la temperatura, precipitaciones, nubosidades, vientos… Pero en ocasiones la salud de las personas también puede verse afectada.

La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central en el que la actividad cerebral se vuelve anormal, lo que provoca convulsiones o períodos de comportamientos o sensaciones inusuales y, a veces, pérdida de conciencia.

La mayoría de las convulsiones epilépticas ocurren inesperadamente, e independiente de los factores de riesgo conocidos. Pero un estudio elaborado por el Hospital Universitario de Jena, en Alemania, ha encontrado relación directa entre el clima y el riesgo a sufrir ataques de epilepsia. Según este trabajo, cuando se presenta un día con la presión atmosférica baja y humedad alta se producen un mayor número de crisis epilépticas.

En el análisis de 604 pacientes ingresados en hospitales alemanes por convulsiones epilépticas sin causa conocida, se descubrió una correlación negativa casi lineal entre la presión atmosférica y el riesgo relacionado con las convulsiones. En la totalidad de esta población el riesgo aumentó un 14% por cada 10.7 hPa de reducción de la presión atmosférica.

Al confirmarse que existe relación directa entre la enfermedad y la situación meteorológica, se visualiza una nueva ruta de investigación de esta patología que padecen 50 millones de personas en el mundo y que se ha convertido en una de las enfermedades del sistema nervioso más frecuentes en el planeta. En España, su incidencia es alta, con una ratio que indica que 15 de cada 1000 personas tendrían al menos una crisis epiléptica en algún momento de su vida.

La epilepsia agrupa una serie de enfermedades causadas por la modificación de la actividad eléctrica cerebral que, en ocasiones, lleva a la pérdida de conocimiento.

Algunas de las recomendaciones que dan los expertos a tener en cuenta cada verano en caso de padecer esta patología, son las siguientes:

  • En las horas de máximo calor evitar actividades intensas en el exterior.
  • Usar ropa ligera y de color claro, calzado fresco y gorra o sombrero que transpire.
  • Permanecer en lugares frescos y ponerse a la sombra.
  • Localizar lugares climatizados y frecuentarlos diariamente.
  • Ducharse o tomar un baño fresco cada día.
  • Aumentar el consumo de líquidos sin esperar a tener sed para mantener una hidratación adecuada.
  • No ingerir bebidas alcohólicas o muy azucaradas, y sustituirlas por zumos o bebidas isotónicas, que ayudan a reponer rápidamente el agua y las sales que se pierden con la sudoración.
  • En casa, mantener las persianas bajadas durante el día para que el sol no entre directamente. Si la temperatura exterior es muy alta mantener las ventanas cerradas.
  • Evitar comidas abundantes. Preparar comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor: ensalada, fruta, gazpacho, zumos…

 

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