ALERGIA - 19 de mayo de 2023
La alergia es una respuesta desmedida del sistema inmunológico ante sustancias en principio inocuas, como el polen, los ácaros del polvo o ciertos alimentos. Afecta a un gran número de personas en todo el mundo y puede influir drásticamente en su calidad de vida. Afortunadamente, existen diversas opciones de tratamiento disponibles, siendo la inmunoterapia una de las más efectivas y prometedoras.
La inmunoterapia es un tratamiento diseñado para modificar la respuesta inmunológica del organismo frente a alérgenos específicos. Consiste en la administración gradual y controlada de dosis crecientes de alérgenos con el objetivo de desarrollar tolerancia y reducir los síntomas. Con el tiempo, esto conduce a una disminución en la producción de anticuerpos IgE, responsables de desencadenar los síntomas alérgicos.
Existen dos tipos principales de inmunoterapia utilizados en el tratamiento de las alergias: la inmunoterapia subcutánea, conocida comúnmente como la vacuna de la alergia, y la inmunoterapia sublingual. La subcutánea consiste en la inyección de extractos alergénicos bajo la piel, mientras que la sublingual implica un proceso de administración más cómodo para el paciente, ya que se administra en forma de gotas o tabletas debajo de la lengua.
La inmunoterapia ha demostrado ser altamente efectiva en el tratamiento de diversas alergias, como la rinitis alérgica y la alergia al veneno de himenópteros. Numerosos estudios clínicos respaldan su eficacia, mostrando una reducción significativa en los síntomas alérgicos, así como una disminución en la necesidad de medicamentos sintomáticos, como los antihistamínicos. La inmunoterapia puede proporcionar otros beneficios a los pacientes. Estudios han sugerido que puede prevenir el desarrollo de nuevas sensibilizaciones alérgicas y reducir el riesgo de desarrollar asma en pacientes con rinitis alérgica. También se ha observado que los efectos de la inmunoterapia perduran incluso después de finalizar el tratamiento, ofreciendo alivio a largo plazo.
La duración del tratamiento con inmunoterapia puede variar, generalmente abarcando de tres a cinco años. Durante la fase inicial, se administran dosis más bajas de alérgenos, seguidas de un aumento gradual a medida que el organismo desarrolla tolerancia. Después de completar el tratamiento, se recomienda un seguimiento a largo plazo para evaluar la persistencia de los efectos beneficiosos.
Si bien la inmunoterapia generalmente es segura y efectiva, siempre debe ser administrada bajo la supervisión de un médico especializado para recibir el tratamiento adecuado y personalizado.
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