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La Atención Primaria, un pilar básico en el abordaje de la epilepsia

EPILEPSIA - 5 de septiembre de 2019

Los médicos y enfermeras de Atención Primaria ejercen una labor fundamental ante el manejo de la epilepsia ya que son los que tienen un contacto directo y prolongado en el tiempo con los pacientes y sus familiares. Son estos profesionales de Atención Primaria los que realizan el seguimiento más cercano al paciente y controlan su medicación y posibles crisis, por lo que su opinión puede resultar muy importante para mejorar su calidad de vida.

La epilepsia es el trastorno neuronal más frecuente en nuestro país, pero los pacientes con esta enfermedad, una vez diagnosticada, acuden a la consulta con el especialista un par de veces al año, por lo que el control de los ataques, si no hay novedad, es seguido desde el centro de salud. A pesar de ello, el papel del médico de Atención Primaria, en general, "es bastante desconocido", según la Dra. Juana Sánchez, responsable de Dolor de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Por sus características de atención biopsicosocial, este profesional se ocupa de detectar y sospechar su presencia antes de su derivación al neurólogo, del seguimiento al paciente y del cumplimiento terapéutico.

En un primer momento, para confirmar el diagnóstico y pautar el tratamiento, el médico de familia deberá derivar al paciente al neurólogo o al neuropediatría (en el caso de que el paciente sea un niño), ya que va a ser necesaria la realización de pruebas complementarias, que habitualmente se realizan en el hospital, y el manejo terapéutico puede ser complejo en algunos casos.

En el seguimiento posterior clínico y terapéutico del paciente, la labor del pediatra de Atención Primaria será imprescindible para detectar un empeoramiento en número y frecuencia de crisis y valorar, en conjunto, la calidad de vida del paciente y sus necesidades.

El médico de familia es el encargado de reforzar la educación sanitaria de los pacientes con epilepsia respecto a la higiene del sueño, la dieta y el ejercicio, las actividades laborales y de ocio o la formación y el cuidado a las familias. También para tratar factores de riesgo y enfermedades concomitantes y prevenir otras patologías mediante las vacunaciones o la salud bucodental. En el caso de mujeres, además, hay que tener en cuenta la planificación de los embarazos, la formación y ofrecerles consejo en planificación familiar.

La epilepsia es una enfermedad crónica que se define por la sucesión de crisis no provocadas por anomalías en la actividad eléctrica del cerebro y se estima que entre un 5-10% de la población experimentará una crisis a lo largo de su vida.

Su diagnóstico genera un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, ya que supone un cambio en su vida laboral, familiar y de ocio. Una gran parte de los afectados presenta ansiedad y depresión y llegan incluso a precisar una reducción de jornada o periodos de incapacidad laboral de 6 meses y también la presencia de un cuidador en los casos más graves. Por ello, el papel del médico de familia es un pilar básico en el abordaje de esta enfermedad.

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