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El papel de las amistades en la vida de las personas con Esclerosis Múltiple

ESCLEROSIS MÚLTIPLE - 9 de febrero de 2024

Vivir con Esclerosis Múltiple (EM) supone un desafío no sólo a nivel físico en lo que al cuerpo se refiere, sino también a nivel emocional. Como enfermedad crónica, guarda una estrecha relación con el mundo emocional de la persona que la sufre. Se trata de una relación en dos sentidos.

Por un lado, el mundo emocional de la persona con esclerosis (nivel de estrés, estado anímico, recursos de manejo emocional…) influye en el desarrollo y evolución de su enfermedad. Por otro, el curso y evolución de la enfermedad también supone un impacto en su salud emocional.

Por ello, en lo que a medidas de acción se refiere, aparte de disponer de tratamientos focalizados en los síntomas físicos, resulta esencial construir una serie de recursos protectores de la calidad de vida de las personas que la sufren. Como decíamos, estos recursos protectores supondrán una diferencia no solo para mejorar la calidad de vida ante la enfermedad sino también para minimizar el riesgo de potenciales brotes.

De manera más concreta, en este artículo nos centraremos en cómo la red social de amistades tiene un papel insustituible como recurso protector. Solemos tener claro el impacto del contexto familiar cercano en la persona que sufre esclerosis pero… ¿qué hay de las amistades?

 

¿Qué es lo que hace a las amistades un recurso tan potente?

  1. El papel único de las amistades. La amistad tiene una condición única. Son personas que hemos elegido. Precisamente por ser personas que hemos elegido y nos han elegido, se asume también cierto compromiso del rol que ocupan como amigos.
  2. Un espacio para el apoyo. Por norma general, las amistades guardan una distancia mayor en comparación con la familia (por ejemplo, sin convivencia diaria). Esto permite a las amistades una mirada más objetiva y fresca que posibilite estar disponibles emocionalmente para sostener a la persona con esclerosis. Es decir, es un espacio más libre en el que puede resultar más sencillo el desahogo y encontrar comprensión.
  3. La comprensión mutua. En una buena amistad muy probablemente exista afinidad. La conexión en la amistad va más allá de las palabras, el tiempo de calidad en compañía, en actividades o hobbies compartidos… ya supone un apoyo incalculable. Además, al poder contar con una red de amistad extensa, hace posible que tengamos varias personas y cada una de ellas con sus diferentes personalidades, aportaciones, perspectivas, fortalezas y recursos.
  4. Superando el aislamiento. Salir fuera del contexto familiar también permite oxigenación, un espacio seguro en el que surgirán diferentes temas de conversación, diferentes dinámicas, hablar de otras cosas que no sea la enfermedad en casa.
  5. Salir del rol de “cuidado”, empoderamiento. A diferencia de las relaciones de cuidado de padres a hijos, la amistad se suele construir como una relación horizontal. Es decir, una relación en la que hay un intercambio bidireccional de cuidados. Esto permite que la persona con esclerosis más allá de que pueda desahogarse, también tenga mucho que ofrecer a su amigo/a. Esto permite desencastillar del rol de “cuidado” y sentirse fuerte y capaz de poder sostener y aportar a otras personas.

En el complejo entramado de la esclerosis múltiple, las amistades emergen como un cimiento básico. Son más que compañeros de vida, son un vínculo de características únicas en las que las personas con EM no solo pueden encontrar gran apoyo de vida sino también el reencontrarse con la alegría y las ganas de vivirla.

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

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