ESCLEROSIS MÚLTIPLE - 9 de febrero de 2024
Vivir con Esclerosis Múltiple (EM) supone un desafío no sólo a nivel físico en lo que al cuerpo se refiere, sino también a nivel emocional. Como enfermedad crónica, guarda una estrecha relación con el mundo emocional de la persona que la sufre. Se trata de una relación en dos sentidos.
Por un lado, el mundo emocional de la persona con esclerosis (nivel de estrés, estado anímico, recursos de manejo emocional…) influye en el desarrollo y evolución de su enfermedad. Por otro, el curso y evolución de la enfermedad también supone un impacto en su salud emocional.
Por ello, en lo que a medidas de acción se refiere, aparte de disponer de tratamientos focalizados en los síntomas físicos, resulta esencial construir una serie de recursos protectores de la calidad de vida de las personas que la sufren. Como decíamos, estos recursos protectores supondrán una diferencia no solo para mejorar la calidad de vida ante la enfermedad sino también para minimizar el riesgo de potenciales brotes.
De manera más concreta, en este artículo nos centraremos en cómo la red social de amistades tiene un papel insustituible como recurso protector. Solemos tener claro el impacto del contexto familiar cercano en la persona que sufre esclerosis pero… ¿qué hay de las amistades?
¿Qué es lo que hace a las amistades un recurso tan potente?
En el complejo entramado de la esclerosis múltiple, las amistades emergen como un cimiento básico. Son más que compañeros de vida, son un vínculo de características únicas en las que las personas con EM no solo pueden encontrar gran apoyo de vida sino también el reencontrarse con la alegría y las ganas de vivirla.
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria