Mantener un buen estado nutricional resulta fundamental para todas las personas pero más aún para las que conviven con la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Una dieta equilibrada y personalizada puede convertirse en un excelente apoyo para sobrellevar la enfermedad. En este artículo te informamos de los principales problemas relacionados con la alimentación y de cómo aliviarlos.
Problemas más frecuentes
A lo largo de la enfermedad, los pacientes con ELA pueden experimentar distintos problemas vinculados a la alimentación. Los más frecuentes son los siguientes:
- Pérdida de peso y malnutrición con una consiguiente sensación de fatiga y cansancio.
- Posible deshidratación por tomar pocos líquidos.
- Estreñimiento.
- Déficit de vitaminas.
- Excesiva salivación.
- Estrés oxidativo ocasionado por el daño que la enfermedad produce en las células y tejidos.
- Dificultad para tragar alimentos. Es un problema bastante frecuente que conviene atajar a tiempo para evitar atragantamientos.
¿Cómo aliviarlos?
Lo más importante es ponerse en manos expertas. El paciente con ELA necesita una dieta adaptada que, además, vaya evolucionado conforme avanza su enfermedad. Con carácter general, pueden establecerse una serie de recomendaciones:
- Los alimentos ricos en fibra como las legumbres, la fruta y la verdura facilitan el tránsito intestinal.
- La leche y sus derivados pueden evitar la fragilidad de los huesos.
- Dos litros de agua al día ayudan a mantenerse hidratado y a prevenir el estreñimiento.
- Es necesario permanecer atento ante pérdidas bruscas de peso. Si se producen, conviene hablar con el profesional sanitario para ver si hay que recurrir a suplementos vitamínicos.
- Hay que evitar las comidas demasiado abundantes. Mejor cinco pequeñas comidas que dos muy grandes.
- Si aparecen problemas para tragar, es preferible elegir alimentos que permitan su preparación en texturas blandas como cremas o purés. También es recomendable comer despacio y no introducir más alimento en la boca hasta haber tragado por completo el anterior.
El consejo más importante de todos es permanecer atento para adaptar tus necesidades nutricionales a la evolución de tu enfermedad. No dudes en consultar cualquier duda con tu médico o nutricionista. Será él quien establezca las pautas necesarias en cada momento.