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Enfermedad de Crohn y dieta baja en Fodmaps: ¿Es recomendable?

ENF. DE CROHN - 14 de diciembre de 2018

Firmado por Javier Ramos. Médico.

Tal vez hayas escuchado hablar o hayas leído alguna vez algo sobre la dieta baja en Fodmaps. Para quienes no la conocen, se trata de una pauta nutricional que se recomienda en algunas ocasiones a pacientes con síndrome de intestino irritable, para intentar aliviar síntomas como la sensación de hinchazón, la diarrea o la flatulencia, que pueden presentar frecuentemente.

Esta pauta se basa en la eliminación o restricción de los llamados carbohidratos de cadena corta fermentables (‘Fermentable Oligo-, Di-, Mono-saccharides And Polyols’ por su acrónimo en inglés), que se encuentran en alimentos como el melón, la manzana, los espárragos, la cebolla, los champiñones o algunos cereales, entre otros muchos más de una larga lista. Los carbohidratos de cadena corta que contienen esos alimentos son absorbidos de manera deficiente por nuestro intestino y se asume que esto puede contribuir a los síntomas que los pacientes con intestino irritable experimentan.

Dado que el síndrome de intestino irritable y la enfermedad de Crohn pueden tener algunos síntomas en común, como la diarrea o el malestar abdominal, se podría pensar que quizá esta pauta de alimentación también podría ser útil en esta última. Ahora bien, ¿es así?

En primer lugar, hemos de tener en cuenta que, aunque pudieran compartir algún síntoma, hablamos de patologías completamente distintas. La enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria intestinal, una patología sistémica en la que participa el sistema inmune y potencialmente grave, mientras que el síndrome de intestino irritable es lo que se conoce como un trastorno digestivo funcional que, aunque puede generar importantes molestias, es de curso benigno.

La evidencia científica que respalda el efecto positivo de esta dieta en algunos pacientes con síndrome de intestino irritable es amplia, algo que no ocurre en la enfermedad inflamatoria intestinal, donde existen apenas un par de pequeños estudios evaluando la dieta baja en Fodmaps en enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa. Aunque ambos estudios arrojan resultados positivos, existe consenso en considerar que son necesarias más investigaciones para poder emitir una recomendación al respecto. De hecho, uno de los estudios carecía de grupo control (un grupo de pacientes que recibe un tratamiento placebo). La presencia de un grupo control es uno de los criterios que se evalúan a la hora de considerar a un estudio de alta calidad. Generalmente, para que una determinada medida o fármaco pueda ser recomendado a los pacientes, se requieren numerosas investigaciones con un número elevado de pacientes y grupo control. Idealmente, los pacientes deben ser asignados de forma aleatoria al grupo de tratamiento o control (sin que ellos ni los investigadores que procesan los datos sepan a qué grupo pertenecen para disminuir el riesgo de sesgos, lo que se denomina un estudio cegado). Además, este tipo de investigaciones deben ser realizadas en diferentes zonas geográficas con el mismo objetivo de aportar fiabilidad (lo que se conoce como estudios multicéntricos).

Por otro lado, la dieta baja en Fodmaps no está exenta de riesgos. Es una pauta bastante restrictiva con una larga lista de alimentos a evitar, lo que puede conllevar riesgo de deficiencias de folato, calcio, tiamina o vitaminas B6 y D. El hecho de que los alimentos de esta dieta contengan carbohidratos de cadena corta que se absorben de manera deficiente por nuestro intestino no tiene nada que ver con que muchos de ellos tengan una composición nutricional muy interesante y sean totalmente recomendables para la población general. De hecho, en algunos casos los pacientes con enfermedad de Crohn pueden presentar problemas de mala absorción, lo que agravaría aún más el riesgo de carencias nutricionales. Otro posible inconveniente de la dieta baja en Fodmaps es que algunas investigaciones han puesto sobre la mesa que puede afectar a nuestra flora intestinal de forma negativa, reduciendo la concentración de bacterias beneficiosas.

Por tanto, el consenso científico es que a día de hoy no hay pruebas suficientes para recomendar esta dieta a los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal. Además, el abordaje nutricional de los pacientes con Crohn deberá ser evaluado de forma individualizada por los profesionales sanitarios responsables de su tratamiento y seguimiento tales como su médico y su nutricionista.

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