Cómo afecta la Hipertensión a la salud mental

El riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares aumenta cuando la persona padece hipertensión, ya que su sangre ejerce demasiada presión en las arterias. Es habitual querer corregir esta hipertensión a través de cambios en la dieta, como reducir la ingesta de sal, tomar café descafeinado o disminuir el consumo de carnes rojas. Sin embargo, la solución para la mayoría de quienes padecen tensión alta acaba siendo tomar una pastilla al día de por vida.

Los síntomas más comunes de la hipertensión arterial son dolores de cabeza, sangrado nasal y confusión, pero lo que confirma la aparición de la hipertensión son las mediciones de presión arterial que se realizan de manera ambulatoria por una enfermera o médico. Sin embargo, aunque se presta mucha atención a los síntomas físicos, no se tienen en cuenta los síntomas psicológicos de padecer hipertensión y cómo esta patología afecta a los pacientes en su ánimo y estabilidad emocional.

Expertos del Centro de Innovación Colaborativa de Genética y Desarrollo de la Universidad Jiao Tong han investigado sobre este asunto, tratando las relaciones causales genéticas entre la presión arterial y la ansiedad, los síntomas depresivos, el neuroticismo y el bienestar subjetivo.

Se ha utilizado una técnica llamada aleatorización mendeliana (MR), que se basa en la información de los ocho conjuntos de datos de estudio, con la asociación de todo el genoma a gran escala para hipertensión, presión arterial sistólica (PAS), presión arterial diastólica (PAD), presión del pulso, ansiedad, síntomas depresivos, neuroticismo y bienestar subjetivo. Esta técnica reduce los sesgos observacionales.

Gracias a estos resultados se relaciona la presión arterial alta con el neuroticismo, y puede desvincularse de la depresión y la ansiedad. De hecho, la aparición de depresión y ansiedad en un paciente con hipertensión está directamente condicionada por la personalidad neurótica.

El problema del neuroticismo es que los síntomas más comunes incluyen una sensación permanente de tristeza y apatía, irritabilidad hacia los demás y sus conductas, alta sensibilidad y susceptibilidad, inestabilidad emocional, aislamiento social y falta de interés por actividades placenteras. Es posible controlar estos síntomas al estabilizar la tensión del paciente mediante medicación, sin embargo, esto no ayuda a regular como nos sentimos.

Tener la tensión alta no implica que nos estemos sintiendo mal, ni física ni mentalmente. Este problema es casi siempre silencioso, y con frecuencia cuando se descubre es debido a una prueba rutinaria. Puede estar asociada a dolor de cabeza o a mareo, pero por lo general son síntomas que no los produce la tensión, sino otros factores como son la propia ansiedad o los estados de alerta en general. Estar alerta no solo a nuestra tensión, sino también a cómo nos sentimos en cada momento y recibir ayuda psicológica, tratamiento y tener un seguimiento controlado por un profesional puede ayudarnos a convivir con la hipertensión de forma saludable y controlada.

Fuente:

• Cai L et al. Investigating genetic causal relationships between blood pressure and anxiety, depressive symptoms, neuroticism and subjective well-being. General Psychiatry 2022;35:e100877. doi: 10.1136/gpsych-2022-100877