ALERGIA - 15 de enero de 2023
La alergia a los animales se refiere a la manifestación de síntomas alérgicos debido al contacto o la inhalación de partículas emitidas por los animales, conocidas como alérgenos. Estos, al entrar en el cuerpo de una persona alérgica, causan una respuesta exagerada del sistema inmunológico que resulta en los síntomas comunes de una reacción alérgica.
La alergia puede estar causada por cualquier animal con pelo o plumas, ya que se han identificado hasta 366 especies de animales que pueden producir enfermedades alérgicas en humanos. Las mascotas domésticas, especialmente los gatos y los perros, son la causa más común debido a su popularidad, pero también se han reportado alergias a otros animales. Además, las plumas de animales que pueden desencadenar síntomas alérgicos no solo proceden de animales, sino también pueden ser de rellenos de colchones y sillones.
Contrariamente a la creencia popular, el pelo de los animales no es la principal causa de alergia a los animales, sino que sus alérgenos se encuentran en las secreciones de las glándulas sebáceas y salivares, así como en las excreciones. La alergia se desencadena por la inhalación o el contacto con la caspa, el pelo, la orina o la saliva de los animales. Estas secreciones contienen alérgenos y se adhieren al pelo y a la capa exterior de la piel, que se desprende en forma de escamas microscópicas que flotan en el aire durante largos períodos de tiempo y causan síntomas alérgicos al ser inhaladas. El pelo también puede causar alergia, pero es menos frecuente debido a que se deposita en el suelo y no permanece en el ambiente.
Hay otros factores asociados a los animales que pueden causar alergia y deben ser tenidos en cuenta: los parásitos externos como pulgas y garrapatas, los alimentos de las mascotas, los ácaros y hongos que pueden crecer en el lugar de descanso del animal o determinados productos químicos utilizados para la limpieza de la mascota, como jabones o insecticidas.
Que una persona pueda desarrollar alergia a los animales depende del animal al que esté expuesta. La exposición puede darse tanto mediante el contacto directo con el animal como con sus alérgenos. Es posible desarrollar una alergia a los animales sin haber convivido con ellos, ya que los alérgenos pueden llevarse en la ropa y el pelo de las personas, acumulándose en lugares donde no hay animales, y alcanzar concentraciones suficientemente altas para causar síntomas respiratorios en personas alérgicas, incluso sensibilizaciones.
Cuando las personas alérgicas inhalan las partículas del animal, pueden experimentar síntomas similares a los de otras alergias, como rinitis, conjuntivitis y asma. Estos síntomas incluyen picor de ojos y nariz, congestión nasal y estornudos, secreción nasal líquida, lagrimeo, tos, sensación de falta de aire y ruidos respiratorios. Además, el contacto físico con los alérgenos puede causar picor, habones o hinchazón en la piel o en los párpados.
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