VIDA SALUDABLE - 28 de noviembre de 2024
Empezamos este artículo con dos preguntas. La primera ¿quién no tiene o ha tenido una báscula en casa?, la segunda ¿quién se ha informado sobre cómo interpretar el dígito?
Podríamos decir que la báscula es uno de los instrumentos más comunes y utilizados en las casas y, a la vez, uno de los que peor se usan.
Asumimos que para saber si hemos engordado o adelgazado basta con subirnos a una báscula y mirar el número. Esta es una verdad muy a medias.
Puede parecer absurdo, pero la realidad es que NO sabemos hacer un uso responsable y adecuado de la báscula y de ahí derivan muchas consecuencias psicológicas como la dependencia a utilizarla, el miedo al número que pueda aparecer o la evitación por completo de tenerla cerca de casa.
Entonces, ¿la báscula es buena o mala? La respuesta es que la báscula puede ser aliada o enemiga dependiendo del uso que hagamos de ella. Te contamos más a continuación:
ERROR 1. Asumir que el dígito de la báscula nos dice si hemos engordado o adelgazado
ERROR 2. Pensar que tenemos 1 peso ideal
ERROR 3. Utilizar el dígito como una verdad absoluta
ERROR 4. Utilizar la báscula para premiarnos o castigarnos
ERROR 5. Establecer metas numéricas
Este es el punto que más sorprende. El número de la báscula refleja nuestro “peso”, y nuestro peso está compuesto por todo lo que tenemos (ropa, piel, pelo, órganos, líquidos, sangre, músculos, huesos, grasa…). Cuando hablamos de engordar o adelgazar queremos saber si hemos aumentado o disminuido la grasa, pero la báscula no es exacta en esto. La báscula nos informa del total de nuestro peso y nosotros somos los responsables en saber interpretarlo de forma correcta.
Por ejemplo, en las mujeres es muy común que aumente el peso durante la menstruación, no porque se engorde sino porque hay un aumento de la retención de líquidos. Por lo tanto, el dígito disminuirá con naturalidad una vez termine el periodo.
Derivado de esto, tendemos a pensar que tenemos UN peso (55kg, 68kg o 90kg) pero no, lo que tenemos es un RANGO de peso que oscila según nuestros ciclos, rutinas y contextos. Esto es completamente esperable y natural, al igual que nuestra piel no es del mismo color todo el año.
Cuidado con anteponer lo que dice la báscula a cualquier otro indicador que tengamos, incluso al mismo sentido común.
Por ejemplo, si el dígito aumenta después de las navidades no es coherente sacar conclusiones, dado que la fluctuación se debe claramente a un cambio de rutinas de comida de forma temporal.
La báscula debe ser utilizada solo como un instrumento más de apoyo y referencia.
Por ejemplo: Pesándote después de una comida copiosa, unas vacaciones o un evento social para confirmar si “lo he hecho bien o lo he hecho mal”. Es decir, intentando que sea la báscula la que me indique cómo lo he hecho y así regular mi culpabilidad.
En lugar de esto, te invitamos a que hagas autocrítica y valores qué cambios quieres hacer en tus hábitos con amabilidad y honestidad.
Existen millones de mitos en nuestra sociedad en relación a cuánto deberíamos pesar, o el famoso “peso ideal”. Todos estos trucos o referencias no son más que mitos que dejan a un lado un sinfín de factores que afectan a lo que sería o no un peso saludable para cada persona.
Redactado por:
Ana Gutiérrez Frutos
N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria