VIDA SALUDABLE - 21 de junio de 2020
Las joyas son un complemento muy especial que suele tener un gran significado para la persona que las lleva pero, en ocasiones, esta costumbre tan inofensiva puede no serlo tanto.
Lo correcto sería quitarnos todas las joyas para dormir, para ducharnos o incluso para estar relajados en casa o hacer deporte. Sin embargo, especialmente los anillos, la gran mayoría de nosotros los llevamos de forma permanente.
En mi caso, según la época del año suelo hincharme por la retención de líquidos y esto se puede apreciar en mis manos y mis pies. Antes no solía quitarme los anillos para dormir y amanecía con las manos hinchadas y la forma de las joyas marcada en la piel. Era evidente que mi cuerpo se hinchaba y mi piel sufría. Antes que nada, consulté con el especialista y éste me dijo que todo estaba bien y que simplemente había personas que eran más propensas que otras a hincharse, eso sí, también me dijo que evitara dormir con todo lo que me oprimiera en mayor o menor medida.
Si sois de esas personas que tienen la suerte de no hincharse, de no retener líquidos y de no tener alergias, seguramente no hayáis notado nunca que el anillo os ha dejado una marca o que los pendientes os han irritado las orejas. En cualquier caso y como norma general, no es recomendable dormir con joyas, sobre todo anillos y pulseras, ya que pueden dificultar la circulación y al estar dormidos no somos conscientes de este “bloqueo”. Además, si tienes sensibilidad al material del que está hecha la joya, su uso prolongado puede provocar diversos síntomas como alergias o, en algunos casos, enrojecimiento y erupción.
A veces nos “enamoramos” de unos pendientes o de un anillo maravilloso que está hecho de un material poco tratado y que puede ser perjudicial para nuestra piel si se usa de forma prolongada. Mi recomendación es que usemos esa joya en tantas ocasiones como queramos pero que al llegar a casa, volvamos a guardarla en su sitio para poder volver a disfrutarla sin ninguna preocupación y dejando nuestra piel completamente libre.
Por otro lado, hay muchas personas que conservan durante años anillos de matrimonio o pulseras con algún significado especial a pesar de que su cuerpo ha cambiado y por tanto necesitan otra talla.
Por mucho que sintamos un vínculo emocional debemos ser coherentes con nuestra salud y, o bien llevar el anillo en cuestión a una joyería para que lo adapten a nuestra nueva talla, o guardarlo de recuerdo para no dañarnos.
Por último recordad que es muy importante limpiar nuestras joyas, ya sea llevándolas a un especialista o nosotros mismos en casa siguiendo las recomendaciones del fabricante. Con esto conseguiremos que nos duren más tiempo y sobre todo cuidaremos nuestra piel y nuestra salud, sin dejar de presumir.
Redactado por:
Cristina Lucerón