MIGRAÑA - 26 de marzo de 2021
Estudios recientes revelan que las terapias cognitivas-conductuales pueden ser útiles para las personas que padecen migrañas cuando el desencadenante de las mismas es el estrés.
Las migrañas o cefaleas son conocidas como uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. Este trastorno provoca dolores que pueden llegar a ser incapacitantes, además, estos dolores pueden acompañarse de otros síntomas y empeorar en algunas ocasiones.
Según la Organización Mundial de la Salud, la migraña se encuentra como la octava enfermedad más discapacitante del mundo y, en España, más de cinco millones de personas padecen este tipo de dolencia. En la actualidad, el tratamiento farmacológico suele ser la solución más extendida para calmar los efectos dolorosos que produce, además, hay diversos estudios que tratan de demostrar cómo el enfoque psicológico sobre el trastorno puede ser útil en algún grupo de pacientes.
La Sociedad Española de Neurología ha recomendado en algunas ocasiones la terapia conductual y de relajación para aquellos casos en que las migrañas están causadas por estrés. Además, el estrés suele ser una de las principales causas del desencadenamiento de este trastorno.
Para certificar esto, se ha realizado un estudio que señala que el 60% de pacientes con cefalea crónica es capaz de mejorar teniendo un correcto seguimiento clínico, así como una implicación tanto del personal médico como del paciente en el trastorno. Además, se considera que una alta dosis de fármacos, automedicación y tratamientos inadecuados no contribuyen a minimizar el riesgo de crisis, sino que, además, se considera una de las posibles causas de que las migrañas o cefaleas pasen a ser un problema crónico.
Varias instituciones han llevado a cabo estudios para demostrar como las intervenciones psicológicas como las terapias cognitivo-conductuales son muy útiles para poder gestionar el estrés y evitar el desencadenamiento de las tan dolorosas crisis. Este tipo de terapias tienen su punto de origen en el ciclo que se forma entre migraña y estrés, porque a la vez que el estrés desencadena la migraña, esta misma genera más estrés en el paciente.
Dentro de este tipo de terapias se contemplan técnicas como la biorretroalimentación, la gestión del estrés y de las emociones, relajación a través de la respiración y el cambio actitudinal de pensamientos y comportamientos. También los estudios han comprobado cómo aquellos pacientes que se enfrentan al dolor son capaces de volver a la normalidad mucho antes que aquellos pacientes que no pueden gestionarlo (generando así más estrés o ansiedad). Como conclusión, con el aprendizaje y una buena gestión es posible la estrategia de hacer cara al dolor para poder ir gestionándolo poco a poco.
Mediante estas terapias, los pacientes pueden comenzar un aprendizaje de técnicas para aprender a gestionar los sentimientos o las conductas que caracterizan los desencadenantes del trastorno, entrando así no solo a poder gestionar el dolor, sino también a prevenir que se desencadenen las crisis o que pasen a tener un comportamiento crónico.
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