MIGRAÑA - 14 de octubre de 2022
La migraña es un tipo de dolor de cabeza que puede ir acompañado de náuseas, vómitos o fuerte sensibilidad a la luz o a los sonidos. Este trastorno neurológico, que puede llegar a ser inhabilitante, se caracteriza por ataques cíclicos que pueden durar de 4 a 72 horas si no se tratan.
En España, la migraña afecta a más del 12,6% de la población, es decir, más 5 millones de personas, según la Sociedad Española de Neurología, con una incidencia muy superior en mujeres que en hombres (75% vs 25%).
Una alimentación adecuada puede ayudar a combatir o prevenir los ataques de migraña. Estos son algunos alimentos que se convertirán en tu aliado en las crisis, de acuerdo con las recomendaciones de los expertos:
Realizar pequeños ajustes en la dieta puede ayudar a sobrellevar los síntomas de la migraña. Las últimas investigaciones apuntan a que el cerebro y el tracto gastrointestinal están conectados a través de varias vías endocrinas e inmunes. Por ello, las alteraciones en la microbiota intestinal pueden derivar en una respuesta inflamatoria que origine una migraña.
Es recomendable limitar el consumo de alimentos que comúnmente se asocian con la aparición de migrañas. Dentro de este grupo, se incluyen el alcohol (sea vino, cerveza u otra bebida), los pescados en conserva o ahumados, las carnes rojas, el café, el té, el chocolate, el marisco, los quesos demasiado curados o los productos de bollería industrial como bollos, tartas o galletas. Es preciso comprobar si después de su ingesta se experimentan dolores de cabeza o malestar.
Una idea es llevar un pequeño registro de lo que se come para poder identificar con más precisión el alimento que desencadena la migraña. Algunos alimentos causan síntomas de inmediato, mientras que otros tardarán unas horas en hacerlo.
Puedes valerte de los alimentos anteriormente mencionados para cuidarte mientras previenes la aparición de los síntomas de la migraña, que pueden incluir destellos y flashes, necesidad de comer dulce, náuseas o vómitos, palidez y ansiedad o lentitud en las funciones olfativas, auditivas y táctiles.
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