¿Cómo afecta el azúcar a la enfermedad de Crohn?

La enfermedad de Crohn es una patología que provoca la inflamación de diferentes localizaciones del tubo digestivo y los síntomas más característicos son la diarrea y el dolor abdominal, por ello los pacientes deben tener muy en cuenta su alimentación. En este post vamos a contarte de qué manera influye la ingesta abusiva de azúcar en la enfermedad de Crohn.

La nutrición en la enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn y colitis ulcerosa) es un tema complicado, pero las personas con estas patologías deben seguir una dieta completa y equilibrada porque, aunque la importancia de la alimentación en la aparición de las enfermedades inflamatorias intestinales sigue sin estar definida, los factores dietéticos parecen desempeñar un papel importante en la activación de los brotes de la enfermedad. 

Algunas personas que padecen enfermedad inflamatoria intestinal y evitan los azúcares agregados en su dieta han descubierto que les ayuda a controlar sus síntomas. Así lo recogen unas encuestas dietéticas que indican que aproximadamente el 10% de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal sienten que los alimentos "azucarados" desencadenan brotes de la enfermedad y empeoran la gravedad de sus síntomas.

Del mismo modo, una investigación reciente, publicada en la revista científica Science Translational Medicine, en la que unos investigadores estadounidenses examinaron específicamente el efecto del azúcar en el microbioma intestinal y la inflamación intestinal, descubrió que los ratones alimentados durante siete días con altos niveles de glucosa presentaban alteraciones microbianas en el intestino que contribuían a la inflamación y conducían al desarrollo de colitis.

La hipótesis que los investigadores sacaron del estudio es que las dietas con alto contenido de azúcar en los seres humanos pueden ser un factor clave que sustente el rápido aumento de la prevalencia de la enfermedad inflamatoria intestinal y, con ello, de la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.

Aunque aún no se conoce la razón exacta de por qué el azúcar afecta de esta forma en la enfermedad, algunas de las razones pueden ser:

• El azúcar puede cambiar el equilibrio de las bacterias en el intestino. Actualmente se están realizando investigaciones sobre el vínculo entre las bacterias intestinales y la enfermedad inflamatoria intestinal.
• Ingerir azúcar procesada puede provocar una respuesta inflamatoria en el cuerpo. Cuando los azúcares ingresan en el cuerpo, el azúcar en sangre aumenta y, a su vez, aumentan los mensajeros inflamatorios (conocidos como citocinas), lo que causa inflamación del cuerpo.
• Los estudios en animales han demostrado que el azúcar puede inhibir la respuesta inmunitaria. Si se tiene una afección como la enfermedad inflamatoria intestinal, en la que el sistema inmunológico ya está comprometido, la supresión adicional de este sistema podría tener un impacto negativo.

Por todas estas evidencias, el control del azúcar tiene un papel muy importante en la dieta de las personas, tanto de las que padecen la enfermedad, como las que no, ya que está demostrado que una dieta alta en azúcar puede favorecer y contribuir a la aparición y desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal.

BIBLIOGRAFÍA:

• Lewis, JD y Abreu, MT La dieta como desencadenante o terapia para las enfermedades inflamatorias del intestino. Gastroenterology 152 , 398–414 e396 (2017)

• Eppinga, H. & Peppelenbosch, MP Empeoramiento de los síntomas intestinales a través de la dieta en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal. Inflamm Bowel Dis 22 , E6–7 (2016)

• Shahanshah Khan , Sumyya Waliullah , Victoria Godfrey, Md Abdul Wadud Khan, Rajalaksmy A. Ramachandran, Brandi L. Cantarel, Cassie Behrendt, Lan Peng, Lora, Hooper, Hasan Zaki. Dietary simple sugars alter microbial ecology in the gut and promote colitis in mice. Science Translational Medicine (2020)

• Ng, SC y col . Incidencia y prevalencia mundial de la enfermedad inflamatoria intestinal en el siglo XXI: una revisión sistemática de estudios poblacionales. Lancet 390 , 2769–2778 (2018)