CÁNCER DE COLON - 11 de marzo de 2022
El cáncer de colon es uno de los más predominantes en el mundo occidental. En España se diagnostican cada año más de 40.000 casos nuevos. Esta cifra tiene un único factor positivo, y es que aumenta cada año porque también hay más campañas de cribado y la población se revisa más, permitiendo también detectarlo y tratarlo antes.
Este tipo de tumor suele surgir a partir de los 50 años, pero las últimas cifras nos dicen que es cada vez más frecuente diagnosticarlo en pacientes más jóvenes. Los datos indican que, para los adultos de 20 a 29 años, la tasa de incidencia ha aumentado aproximadamente un 3% cada año desde 1980.
Los principales factores que apuntan a este aumento de casos aún se desconocen. La herencia sigue siendo el motivo principal entre los pacientes que empiezan a padecer la enfermedad entre los 20 y 49 años. Por otra parte, también tiene su punto de origen factores ligados al estilo de vida como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. El consumo de tabaco y alcohol pueden aumentar el riesgo, y una dieta alta en grasas animales y con ausencia de fibra puede generar un escenario idóneo.
La detección precoz de esta patología mediante colonoscopia es uno de los factores determinantes a la hora de poder diagnosticar el cáncer a tiempo y comenzar con el tratamiento. Solían ser los 50 años la edad en la que se recomendaba comenzar con las revisiones, pero visto la tendencia a padecer esta enfermedad cada vez más joven, esta edad ha bajado y ahora son los 40 años cuando se anima a iniciar las revisiones.
Generar conciencia en este tipo de patología es fundamental para que a la hora de que aparezcan los primeros síntomas se pueda acudir al médico a realizarse las pruebas pertinentes. Cuando el cáncer de colon se detecta temprano, antes de que se haya propagado, la tasa de supervivencia de 5 años es del 90%, es decir, que 9 de cada 10 personas a las que se les detecta en etapas iniciales sobreviven como mínimo 5 años.
En ocasiones, el primer signo de cáncer colorrectal es un análisis de sangre que muestra un bajo recuento de glóbulos rojos. Algunos de los principales síntomas que se pueden encontrar son cambios en los hábitos de evacuación como diarrea, estreñimiento por varios días, una sensación de necesitar usar el inodoro que no desaparece después de haber tenido una evacuación intestinal, sangrado rectal, sangre en las heces fecales, cólicos o dolor abdominal, debilidad y cansancio y la pérdida inexplicable de peso.
Cuando el paciente tiene alguno de estos síntomas mencionados, las pruebas que pueden confirmar el diagnóstico de la patología suelen ser dos: o bien una prueba de heces, o bien exámenes visuales para observar la estructura del colon y del recto. Este último tipo de pruebas pueden realizarse mediante una colonoscopia, o mediante Rayos X haciendo un estudio por imágenes. Una detección precoz puede salvar muchas vidas.
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