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Tipos de anemia. Anemia ferropénica

ANEMIA FERROPÉNICA - 10 de octubre de 2017

El cansancio es un elemento habitual de nuestra vida. Solemos achacarlo a la falta de sueño, al estrés, a las largas jornadas laborales o a un ejercicio físico insuficiente. No siempre caemos en la cuenta de que podemos llevar la causa en nuestra sangre. Hasta que vamos al médico, nos hace un análisis de sangre y determina que tenemos anemia en su forma más común de presentación: el déficit de hierro o anemia ferropénica.

Casi todos lo hemos visto o vivido. Se trata de una de las condiciones más diagnosticadas que existen, afectando según las estadísticas a una cuarta parte de la población mundial. Pero, ¿qué implica exactamente? Para responder a esta pregunta es preciso conocer su funcionamiento…

Como ya pudimos ver en anteriores entradas de nuestro blog, la anemia aparece cuando la sangre transporta menos glóbulos rojos de lo normal, o cuando éstos no contienen suficiente hemoglobina, la proteína que permite transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo. La anemia ferropénica, por su parte, se produce ante una deficiencia del hierro necesario para la formación de la hemoglobina.

Pese a lo que pueda parecer, la anemia por falta de hierro no es siempre achacable a cuestiones relacionadas con la alimentación. De hecho, la causa más frecuente es la pérdida de sangre como consecuencia de alguna enfermedad del tubo gastrointestinal o de alteraciones en el ciclo menstrual.

Otra causa se encuentra en la mala absorción digestiva del hierro como consecuencia de alguna otra patología que cursa con inflamación intestinal crónica o con alteraciones de la absorción intestinal. Es el caso de la enfermedad celíaca o la enfermedad de Crohn.

Finalmente, la mala alimentación es la clave en otros grupos, bien porque se está siguiendo alguna dieta poco equilibrada, o porque no se están satisfaciendo las necesidades superiores de hierro que tienen algunas personas. Se sabe que los niños, los deportistas, las mujeres embarazadas y las madres en periodo de lactancia necesitan más hierro que el resto.

El grado de anemia determina una variabilidad de síntomas. Si es leve es posible que no se presente ninguno. Si sigue avanzando, los síntomas pueden incluir, además del cansancio, dolores de cabeza o problemas de concentración. Si sigue empeorando, puede originar uñas quebradizas, mareos, dificultad respiratoria dolor en la lengua.

Una alimentación equilibrada y rica en hierro (pollo, pavo, lentejas, guisantes, pescado, carnes) o la toma de suplementos ricos en hierro son aliados que pueden ayudarte a prevenir una anemia ferropénica. Pero esto no significa que no la puedas desarrollar. Ya sabemos que el abanico de causas es extenso. El diagnóstico médico permitirá identificar ese trastorno de base. Por eso, ante el menor síntoma, acude a tu consulta.

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