logo
Inicio > Noticias > vida saludable > > Controlar el hambre o entender el hambre. ¿Qué es más útil?

Controlar el hambre o entender el hambre. ¿Qué es más útil?

VIDA SALUDABLE - 17 de octubre de 2024

“Prometido, el lunes empiezo la dieta”

“La teoría me la sé, el problema es que no tengo fuerza de voluntad”

“Sé lo que tengo que comer pero luego no tengo autocontrol”

Pueden ser varios los motivos o circunstancias que nos conduzcan a querer iniciar una pérdida de peso. Por norma general y enormemente influenciados por el culto hacia la belleza y el cuerpo, suele buscarse una bajada de peso con métodos que prometan un tiempo récord y el mínimo esfuerzo.

Podríamos decir que la trampa de todos estos métodos es que no mienten: bajarás de peso. Pero ¿cómo se hace el poder mantenerlo? ¿Cómo es posible mantener unos hábitos forzados, no personalizados ni ajustados a la realidad de la persona, a sus horarios, gustos y particularidades?

Hoy en día está muy extendido este mito que asume que si lo que quieres es controlar el peso, la clave está en la fuerza de voluntad. Decimos mito porque no puede estar más lejos de la realidad. Un intento de control del hambre tiene fecha de caducidad, puedes hacerlo durante días, semanas, incluso meses. Pero, en algún momento, no se podrá mantener en el tiempo.

Esto es porque los mecanismos que involucran al hambre son complejos. No solo comemos cuando tenemos hambre, comemos cuando celebramos, cuando compartimos eventos sociales con otras personas, comemos para entretenernos, sentirnos mejor, aliviar el malestar, por puro hábito y asociación, por soledad, por ansiedad…

Por lo tanto, la única manera de lograr un cambio en el peso que se mantenga en el largo plazo no es con fuerza de voluntad, sino maña.

Con maña nos referimos a:

  1. TOMAR CONCIENCIA. ¿Cómo es tu forma de comer realmente?

  2. ENTENDER CÓMO FUNCIONA tu hambre. Hacerte preguntas.

  3. Una vez entendido, BUSCA ALTERNATIVAS CREATIVAS

  4. Si no te entiendes, puedes pedir CONSEJO PROFESIONAL

Comemos muchísimas veces en automático. No ser del todo conscientes de lo que comemos y de las cantidades puede conducir a que nos frustremos.

Una de las propuestas más útiles es anotar durante una semana todo lo que se come (entre semana y fin de semana). Así tendrás una fotografía realista de qué hábitos sueles tener y tomar decisiones sobre cuáles sí y cuáles no quieres cambiar.

¿Por qué si acabo de merendar, a la hora vuelvo a tener hambre?, ¿me he quedado satisfecha?, ¿es hambre o es ansiedad?, ¿qué me pasa por las noches que necesito comer más cantidad?, ¿por qué en el trabajo no picoteo pero en casa no puedo parar?, ¿por qué los martes es el día que más me cuesta? Y un larguísimo etcétera.

Son preguntas de respuesta compleja, que requieren de cierta reflexión. Sin embargo, garantizamos que resolverlas es clave ya que si entendemos qué nos pasa estamos a un paso de poder solucionarlo.

Con alternativas creativas nos referimos no a controlar el hambre, sino a buscar otras vías.

Por ejemplo: Si me he percatado que picoteo cuando estoy cansada en el trabajo, tal vez si haces más descansos y pausas tu cuerpo no te pida comer para desestresarse.

Existen profesionales de la psiconutrición dedicados en exclusiva a ayudarte a entender tus mecanismos de hambre. No a hacer dieta, sino a entender tus hábitos, desestructurarlos y reaprenderlos. Te animamos a que puedas apoyarte en ellos si ves que tú solo/a te resulta muy complejo.

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

¿Te ha gustado esta noticia? Comparte:

audicion_sana_mobile_home