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Cuál es el verdadero reto, ¿dejar el tabaco o dejar el hábito?

SALUD PULMONAR - 15 de septiembre de 2024

Normalmente, la decisión de dejar de fumar es una decisión ambivalente. Se trata de una decisión cargada de contradicciones y conflictos entre dos partes.

La parte 1, en la que habitualmente la persona es consciente de los riesgos del tabaco para su salud. Cuenta con información de sobra sobre los daños en su salud pulmonar, cardiaca, piel, etc.

Por otro lado, la parte 2, en la que el enganche de los años tiene un gran peso y el deseo por el cigarrillo suele posponer la decisión de fumar o procrastinar en un “sí, lo sé, debería dejar de fumar, lo tengo en mente…”.

Cuando una persona decide firmemente abandonar el hábito del tabaco, el enganche a la nicotina del tabaco suele ser el protagonista de este evento. De ahí, que se recurra a métodos farmacológicos como los parches de nicotina o se plantee la sustitución del tabaco tradicional por “vapers” sin nicotina y así poco a poco ir adaptándose.

Sin embargo, el fumador tiene un reto más aparte del desenganche físico de los efectos de la nicotina. Y es el enganche psicológico al hábito de fumar.

El cigarro en una terraza al sol, el cigarro del descanso entre reunión y reunión, el cigarro con una cerveza fría en una fiesta, el cigarro cuando se está en el sofá de casa tranquilo/a…

Se trata de momentos en los que vez tras vez, año tras año se ha asociado el tabaco. Que nuestro cerebro nos pida en esos momentos fumar tiene una clara explicación científica.

Por condicionamiento, cuando presentamos dos elementos juntos de forma repetida, el hecho de presentar uno de ellos evoca el segundo. Es decir, si siempre hemos fumado cuando vamos a una terraza con amigos, basta que nos sentemos en la silla de un bar un día soleado para que el cerebro nos sugiera el deseo de fumar.

Este es uno de los retos que suele pasar desapercibidos ya que va mucho más allá del mono físico que presenta la nicotina, sino que tiene que ver con entender la funcionalidad que tiene el tabaco en nuestras vidas y los momentos en concreto donde solemos recurrir a él.

A continuación te presentamos algunas ideas para trabajar este desenganche al hábito:

  1. Identifica las situaciones disparadoras

  2. Desmonta estas situaciones (como si fuese desarmar un puzzle)

  3. Entiende de forma profunda la funcionalidad del tabaco

  4. Busca sustitutos a la altura

  5. Ten muy presente tus motivos

Cada uno tiene las suyas propias. Haz una lista de los típicos momentos donde haces uso del tabaco. Localiza los posibles riesgos de recaída y clasifícalos en orden de importancia.

Por ejemplo: El cigarro que acompaña al café de la tarde.

Por ejemplo, si habitualmente sueles fumar en los descansos con varios de tus compañeros, busca una forma diferente de hacer el parón (otro lugar, otros compañeros, otra hora diferente, otras rutinas, al menos al principio).

Pregúntate: ¿Para qué sirve el cigarro en esta situación? Hay cigarros que sirven para socializar, para descansar, para aliviar estrés, para hacer compañía, para matar el tiempo, para entretener y un larguísimo etcétera.

Una vez conozcas el para qué, te resultará mucho más sencillo encontrar un buen sustituto al cigarro. Por ejemplo, si uno de tus cigarros era para descansar, tal vez puedas programarte más parones. Si otro era para matar el tiempo en una espera, igual puedes llamar a un amigo/a.

Por último, haz una lista de tus “para qué quiero dejar de fumar”, es decir, de tus motivos más personales por los que quieres dejar de fumar. Esto te ayudará a recurrir a ella en momentos de riesgo de recaída en los que la mente lo pone más complicado.

Redactado por:

Ana Gutiérrez Frutos

N.º. Col. M-33182. Psicóloga General Sanitaria

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