VIDA SALUDABLE - 22 de septiembre de 2025
No decimos nada nuevo al asegurar que un seguro de vida es un compromiso que va más allá de un simple contrato económico, que debe considerarse como una herramienta de protección familiar y tranquilidad financiera. En esencia, se trata de una póliza que garantiza que, en caso de fallecimiento, invalidez o enfermedad grave, los seres queridos del asegurado recibirán un capital previamente acordado. Es una herramienta económica que les permitirá afrontar gastos cotidianos, mantener su estilo de vida y atender emergencias inesperadas.
Las principales coberturas de los seguros de vida son estas que se presentan a continuación.
Esta es la cobertura básica de un seguro de vida. Al producirse el fallecimiento del asegurado, sus beneficiarios reciben el capital contratado, liberándolos de preocupaciones financieras inmediatas.
No son pocas las pólizas que ofrecen la posibilidad de anticipar parte del capital asegurado en momentos críticos, como por casos de enfermedad terminal. También se permite adelantar dinero para gastos de sepelio o para pagar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones
Contratar un seguro de vida, según el tipo, permite el acceso a servicios de apoyo vitales en momentos difíciles, como la asistencia familiar, en el que un gestor de la aseguradora se encargará de los trámites del servicio funerario y otros procedimientos administrativos. Asimismo, también podrá contar con asistencia psicológica para el asegurado y sus familiares ante situaciones como duelo, enfermedad grave o síntomas de depresión es muy importante.
La asesoría jurídica, por su parte, ofrece acceso a un testamento digital online, adaptado a los nuevos tiempos, y atención legal telefónica.
En relación a los servicios de salud y bienestar, algunas compañías presentan servicios sanitarios adicionales a precios reducidos
Además de las coberturas habituales antes mencionadas, las pólizas pueden adaptarse a cada necesidad con garantías adicionales:
Invalidez absoluta y permanente, con la percepción del capital contratado si el asegurado pierde totalmente su capacidad laboral.
Fallecimiento por accidente, o por accidente de circulación, con variantes que incluyen invalidez.
Enfermedad grave, con un anticipo de un porcentaje del capital asegurado para afrontar situaciones como cáncer, infarto o trasplante.
La contratación suele requerir evaluar varios factores, como la edad, el estado de salud o la profesión del solicitante, que influirán en el valor de la prima.
A la hora de tramitar siniestros, es necesario presentar la documentación requerida, como DNI del beneficiario, certificado de defunción, informe médico y certificados legales sobre herederos o testamento, entre otros.
Asimismo, suele ser posible modificar la póliza tras contratarla para aumentar o reducir el capital, incluir o excluir coberturas adicionales, cambiar beneficiarios o forma de pago.
Aunque son muchos los que prefieren no enfrentarse a este tema porque huyen hablar de cualquier fatalidad, la realidad es que dejar estos asuntos bien atados cuenta con numerosas ventajas.
En primer lugar, se ofrece la ya mencionada protección económica a la familia al cubrir gastos esenciales como hipoteca, estudios o manutención.
En segundo lugar, ofrece una gran tranquilidad personal al saber que los seres queridos estarán respaldados y que cubre deudas y obligaciones, evitando que cargas financieras recaigan sobre familiares, como los préstamos o la hipoteca.
En tercer lugar, puede complementarse con otros productos financieros, como planes de pensiones o seguros de ahorro, reforzando tu protección integral.
Y, por último, es adaptable a distintas circunstancias, desde quienes tienen cargas familiares hasta quienes desean proteger un préstamo temporalmente.
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